Recuerdo cuando veníamos de camino a San Buenaventura le dijimos a la madre Cristi cuánto sentíamos no estar en Orizaba el día en que Juan Pablo II llegaba a la catedral... Nos dijo... No se apuren leí que también llegará a Chihuahua llegando se informan para que vayan a verlo... Y quien pensaría que en este día tendríamos la dicha y bendición de recibirlo en nuestra comunidad parroquial, estar muy de cerca en el evento, en la presencia física. Realmente Nuestro Señor es grande y da a manos llenas.
Tuvimos la dicha de estar muy cerca de Juan Pablo II ayudando a que la gente circulara para facilitar que todos los presentes venerarán la reliquia de nuestro querido Beato.
Ahí pedimos por muchas necesidades de la Iglesia, pero de forma muy especial por nuestro querido Instituto, para que aumente vocaciones, y nos ayude a las que ya lo formamos a vivir con alegría y testimonio evangélico.